lunes, 27 de marzo de 2023

Novelando

Empezó a escribir aquel diario porque una tía suya le había regalado por su cumpleaños un cuaderno tan bonito que parecía un libro de lujo con las páginas en blanco.

El problema es que nada de su vida cotidiana parecía merecer el quedar inmortalizado en aquel precioso volumen. Decidió inventarse un personaje con una existencia más novelesca.

Su padre, funcionario del ayuntamiento, se convirtió en un médico que en sus vacaciones viajaba a campos de refugiados en países lejanos con una ong. Su madre, profesora de inglés, pasó a ser traductora especializada en documentos científicos y técnicos por cuyas manos pasaban desde patentes hasta presentaciones para congresos.

Un día su madre le habló a su padre de una nueva técnica médica descrita en un documento llegado a sus manos. Él le vio una aplicación especialmente útil en los mal dotados quirófanos de campaña donde intentaba sacar vidas adelante. El problema: el texto no estaba publicado y él no tenía derecho a poner en riesgo la carrera profesional de su mujer. Averiguó dónde trabajaba el autor principal, lo espió durante días y preparó una escena con un amigo para representarla en la cafetería donde el investigador comía dos veces por semana, un gancho para entrar en contacto con él.

La trama se fue enredando en la imaginación de nuestra autora y se convirtió en una novela de espionaje científico que desembocó, tras muchas vueltas, en un conflicto diplomático. Estuvo a punto de añadir un golpe de estado en el país donde el padre iba finalmente a probar la técnica novedosa, pero lo sustituyó a última hora por un terremoto.

Llegó un momento en que tuvo que poner fin a la historia. Se quedó contenta pero con una sensación de vacío. Decidió empezar otra cuando volviera de sus dos meses en Irlanda, adonde sus padres reales le habían ofrecido ir para mejorar su inglés.

A la vuelta vio que se había dejado el diario encima de la mesa. ¿Lo habrían leído sus padres?

Junto al cuaderno había una carta. El remitente era la Editorial Destino.



Esta entrada participa en la convocatoria #relatosDestino de @divagacionistas