lunes, 24 de junio de 2019

Amanece

Amanece. Suspiro con alivio. El insomnio hace que sienta las noches como ese banquete al que acudes con hambre pero al primer plato te sientes llena y ya solo quieres levantarte de la mesa.

Es tan temprano que pongo la radio bajito aunque no hay en casa nadie a quien despertar. Tengo uno de esos transistores de toda la vida porque en esto aún prefiero lo analógico a lo digital. Lo llevo conmigo al cuarto de baño; a las habitaciones, por las que voy levantando las persianas y abriendo las ventanas; a la cocina, donde me muero por tomarme un café...

Hoy empieza mi fin de semana, así que dentro de la rutina café elijo la subrutina capuchino, sustituyo la galleta por unos picatostes y añado un puñado de cerezas. Y como todavía tengo el cerebro en modo alerta después de tantas horas de trabajo, coloco en la mesa junto al desayuno el periódico de ayer y alterno bocados y tragos con los números del sudoku.

Desde unos días antes hasta unos días después del solsticio de verano, en Madrid pasan 15 horas y 3 minutos desde la salida hasta la puesta del sol. En principio, quedan 14 horas y media de luz por delante.

Pero hoy habrá muchas más para mí, porque esta noche vuelves a casa.



Escrito para los #relatosSolsticioverano de @divagacionistas