lunes, 25 de marzo de 2019

Cuenta atrás

- Buenas noches, hasta mañana.

Querría haber seguido hablando, siempre quedan cosas que contar, que compartir, que preguntar. Querría haber seguido haciendo planes para cuando volvamos a vernos.

Porque vamos a vernos dentro de unos días. Casi no me lo creo. Estamos lejos, tenemos jornadas de trabajo poco compatibles, no nos sobra el dinero... No lo tenemos fácil para estar juntos. Pero parece que esta vez, como tú dices, se han alineado los planetas.

Cuento los días, las horas, los minutos. El reloj de la estantería tiene una cuenta atrás que originalmente era para esperar la llegada del uno de enero del año 2000. Ahora marca cinco días, catorce horas, seis minutos y diez, nueve, ocho segundos…

Me dan ganas de ponerme en cuarentena como los astronautas antes de un vuelo, no vaya a ser que me ponga enferma y no pueda ir a ninguna parte. Tengo el billete de avión, espero que no convoquen una huelga los pilotos ni los controladores ni nadie.

Las tres últimas veces que hemos planificado un encuentro, algo se ha torcido. La caída de mi padre, la avería de tu coche, la anulación de mis días libres por la enfermedad de mi compañero de trabajo. En resumen: tres meses sin vernos. Ya no me queda paciencia.
- Buenos días. Estoy impaciente por verte.

- Buenos días. Oye... tengo que decirte algo importante. Debería habértelo dicho antes. Me he enamorado de otra.

Cinco días, una hora, diecisiete minutos, veinte segundos, diecinueve, dieciocho… Detener cuenta atrás.



Este relato participa en la convocatoria #relatosPaciencia de Divagacionistas.