lunes, 31 de octubre de 2022

En la maleta

Un viaje tan largo como la vida se empieza casi sin equipaje. Llevas solo el de tus genes... bueno, y el comodín de la familia.

Unos buenos genes son como una maleta sólida y con ruedas: te lo hacen todo más fácil. Si te ha tocado una buena salud, no tienes que meter cosas como hospitalizaciones, temporadas en cama o medicinas de las que depender. Si has sido agraciado con inteligencia, memoria y capacidad de comprensión, es como si la maleta tuviera bolsillos extra.

¿Qué necesitas meter? Dos cosas imprescindibles son Saber y Entender. Para tenerlas es necesario Aprender. Se puede viajar por la vida sin saber muchas cosas y sin entender más que unas pocas, pero el trayecto es infinitamente más provechoso y divertido cuanto más se sabe y se comprende.

Decidir y Hacer son otras prendas irrenunciables en nuestro equipaje. Esperar a que sucedan las cosas es mala idea porque no necesariamente ocurrirá lo que esperas. Llevar las riendas de tu vida es como elegir el destino al que vas y comprar el billete.

Asumir y Superar son siempre útiles. Asumir es algo versátil y multifuncional: sirve para las responsabilidades, los errores y las realidades que no podemos cambiar. Superar es necesario para no quedarte atrapado en la peor etapa del viaje.

Y no puede faltar Cambiar. Viajar, vivir, implican cambio y adaptación. Si tú no cambias, el viaje se te irá haciendo cada vez más difícil, más incómodo, más incomprensible.

Para terminar, siempre es recomendable llevar Compañía. Pero solo si es buena y quiere hacer el mismo viaje que tú.




Esta entrada participa en la convocatoria #relatosEquipaje de @divagacionistas.