jueves, 31 de diciembre de 2020

Otro más

Todos los años agradezco esa sensación de final y comienzo que nos permite por estas fechas el tener el tiempo dividido, compartimentado. Puedo imaginar que cuando uno de los periodos marcados se termina, todo lo que ocurrió en ese tiempo se queda atrás y empieza algo totalmente nuevo. Es más fácil no ensuciar que limpiar, decía mi madre; es más fácil no estropear que arreglar, y este año que empieza intentaremos no estropear nada, por muy hecho polvo que nos haya quedado todo en el pasado.

Porque el balance del año es malo, digámoslo claramente. Las relaciones personales y sociales o han hibernado o se han deteriorado o directamente han fenecido. Al principio las redes parecían una buena forma de mantener el contacto pero en mi caso ha ocurrido justo lo contrario, no sé si porque las he puesto a hibernar también o porque he descubierto que es más fácil vivir sin hacerles mucho caso. Las personas no son su avatar en el mundo virtual. Tampoco son sus mensajes ni su voz por el teléfono, ni siquiera su cara en una pantalla. 

El año que asoma no tiene muy buena cara de momento. A ver si coge brillo, que no estamos para muchas penumbras más.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Queridos Reyes Magos



Queridos Reyes Magos:

Son tiempos extraños. Este año han ocurrido cosas como que algunos llegaran a odiar las paredes y el techo que los cobijaban y desearan por encima de todo encontrarse al aire libre. No es mi caso. Después de tantos años, mi hogar actual es para mí el lugar más acogedor y seguro del mundo.

Pero estas navidades serán distintas. Me faltará el hogar de mi infancia, donde siempre hemos celebrado parte de las fiestas, incluidos vuestra visita y los regalos que nos dejabais. Esa casa está en proceso de transformación. Dejará de ser lo que fue y se adaptará a circunstancias nuevas.

Así que este próximo 6 de enero no habrá nadie allí para abrir regalos y comer roscón con chocolate. Podéis dejarme lo que pensarais traerme en esta casa donde pronto dejaré de estar. Habrá aquí también un regalo especial, hecho con esfuerzo y cariño, para una persona que no lo recogerá. Vosotros, que recorréis distancias tan grandes, deberíais explicarnos cómo salvar otras mayores.

Cambiar de casa, de trabajo, perder a personas que te importaban y que te hacían feliz… Son techos que dejamos de tener sobre nuestras cabezas. Hogares emocionales que perdemos. La vida sigue, pero cuesta más esfuerzo. La añoranza le roba espacio a la alegría.

Así que, queridos Reyes Magos, traedme esperanza.


Este relato participa en los #relatosHogar de @divagacionistas