lunes, 30 de septiembre de 2019

No insistas

No me lo pidas. Me da mucha pereza. La primera vez parecía que no me costaba trabajo pero terminó siendo un esfuerzo enorme, y total, para que acabara en la basura sin previo aviso, sin que me enterase. Quizá yo lo valoraba demasiado y en realidad no valía nada, no lo sé.

Me dio más pereza la segunda vez, después de tanto tiempo. Me lo pensé, le di vueltas y no le veía sentido. Tenía malos recuerdos de la ocasión anterior, me faltaba confianza y me sobraba miedo. Y, sobre todo, se me hacía muy cuesta arriba. Empezar otra vez... uf. El tiempo me dio la razón. Salió peor que la primera vez, en parte por falta de convencimiento y en parte porque pensar que el pasado no va a repetirse es demasiada ingenuidad.

Me lo seguiste pidiendo y ya te dije que no. Qué pereza. Cada vez me supone más esfuerzo y cada vez confío menos en el resultado. He hecho una simulación y ha vuelto a derrumbarse. Y aunque no era real, me ha dolido tanto como si lo fuera.

No insistas. No vuelvas a pedirme que te quiera. Me da una pereza horrible tanto esfuerzo no correspondido, despreciado, destinado a la basura. Además, sospecho que me lo pides solo para reírte, una broma pesada sin ninguna gracia.



Este relato participa en la convocatoria #relatosPereza de @divagacionistas

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