"Los números son fríos, hay que ponerles rostro humano" es una frase que miles de periodistas les han dicho a otros miles a los que aconsejaban o corregían. Las cifras son los datos menos apasionados y por eso les gustan a los economistas y a los matemáticos, a los ingenieros y a los físicos, pero no tanto a los periodistas.
No preguntes a un telespectador cuántas personas se han ahogado intentando cruzar el Mediterráneo. Pregúntales si saben quién era el pequeño Aylán. La foto, el vídeo de su cuerpo en una playa no dan una idea de la magnitud de la tragedia pero la personifican.
Pocos recuerdan cuántos escaños sacó en las últimas elecciones un partido minoritario mientras no sean necesarios para completar una mayoría que saque adelante una ley que les interesa. Si hay que negociar el apoyo del único diputado del partido X, ese diputado ya no es un número sino un puñado de concesiones y un proyecto legislativo aprobado.
"¿Cuánto ganas?" es una pregunta que no busca tanto la cifra exacta como situar al interlocutor en un nivel concreto de estatus o quizá de idoneidad para una relación de pareja.
"Te he llamado diez veces y no me has cogido el teléfono" es mucho más que un cómputo. Puede ser el fin de una amistad.
Este relato participa en la convocatoria #relatosFrío de @divagacionistas
No hay comentarios:
Publicar un comentario