Queridos Reyes Magos:
Son
tiempos extraños. Este año han ocurrido cosas como que algunos llegaran a odiar
las paredes y el techo que los cobijaban y desearan por encima de todo
encontrarse al aire libre. No es mi caso. Después de tantos años, mi hogar
actual es para mí el lugar más acogedor y seguro del mundo.
Pero
estas navidades serán distintas. Me faltará el hogar de mi infancia, donde siempre
hemos celebrado parte de las fiestas, incluidos vuestra visita y los
regalos que nos dejabais. Esa casa está en proceso de transformación. Dejará de
ser lo que fue y se adaptará a circunstancias nuevas.
Así
que este próximo 6 de enero no habrá nadie allí para abrir regalos y comer roscón con chocolate. Podéis dejarme lo que pensarais traerme en esta casa
donde pronto dejaré de estar. Habrá aquí también un regalo especial, hecho con
esfuerzo y cariño, para una persona que no lo recogerá. Vosotros, que recorréis
distancias tan grandes, deberíais explicarnos cómo salvar otras mayores.
Cambiar
de casa, de trabajo, perder a personas que te importaban y que te hacían feliz…
Son techos que dejamos de tener sobre nuestras cabezas. Hogares emocionales que
perdemos. La vida sigue, pero cuesta más esfuerzo. La añoranza le roba espacio
a la alegría.
Así
que, queridos Reyes Magos, traedme esperanza.
Este relato participa en los #relatosHogar de @divagacionistas
Lo siento mucho. Te acompaño en el sentimiento.
ResponderEliminarMuchas gracias.
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